miércoles, 24 de noviembre de 2010

ASI NOS VEN NUESTROS COLEGAS DE TUCUMAN

Paraíso natural en el medio de la nada


[ 23 de Noviembre de 2010 11:33 ]
un saludo a nuestros colegas de tucuman y los esperamosssss

El paradisíaco Cabo Polonio de Uruguay. Por Daniela López Testa.
























CABO POLONIO, UN PARAISO. Un lugar donde reina la armonía.

Cabo Polonio es un pequeño pueblito costero ubicado a 260 kilómetros de Montevideo, en el departamento de Rocha. Antiguamente habitado por pescadores, hoy es un centro ecológico, de artesanos y visitantes que buscan una vida alternativa en medio de un paraíso natural.



Un camino de 7 kilómetros de dunas lo separa del resto de la humanidad civilizada. Los automóviles quedan en un estacionamiento. Unos camiones 4 x 4 llevan a los pasajeros al otro lado, donde se asienta la población. Son unos saurios de todos colores, sin acoplados, pero con una rara estructura con asientos elevada hacia los extremos. La travesía tiene sus obstáculos pero se disfruta de ese safari en la arena.



Es común encontrar algunos osados que deciden caminar esos kilómetros, extenuados como beduinos. A poco de andar, los vehículos entran en la playa y comienzan a deslizarse. La sensación es sumamente placentera. El cuerpo siente la docilidad de la marcha como si estuviera patinando.



En el lugar donde la utopía de Robinson Crusoe es posible, donde no hay comisarías, recolectores de basura, jueces de paz, ni hospitales, la anarquía parecería reinar, pero existe una armonía producto de algún tipo de reglas consuetudinarias.



Desde lo lejos se dejan ver las casas de madera de colores, llenas de letreros que las inmortalizan distintas unas de otras. Se las puede contar sin fatiga. Los techos son de paja, muy peludos, o de chapa hecha de pedacitos, todo artesanal, como si cada uno de los habitantes tuviera que hacerla con sus propias manos.



Hay reposantes que deciden descansar allí donde no hay nada, en medio de la arena, e interfieren en las huellas apenas marcadas de los camiones. Son esquivados y uno tiene la extraña sensación de que se tratara de personas que se entregan a las vías de un tren.



Es que en Polonio, se puede desear morir sin culpas, es un paraíso de vida pura, naturaleza agreste y artesanos.



En el centro hay algunas callecitas serpenteantes, con negocios que siguen las estructuras tradicionales de madera y paja, que exhiben pañuelos, vestidos, bamboleras y otras artesanías que se pueden conseguir en el Cabo.



Las cartas de los bares son exquisitas y fusionan cocina uruguaya popular con peruana. Se puede encontrar desde los tradicionales chivitos (sandwich de carne de vaca, huevo duro, jamón, queso, tomates y lechuga) hasta ceviches. Los tragos se ofrecen vistosos para las tardes calurosas: Mojitos, caipirinhas, caipiroscas, daikiris, son un buen incentivo para iniciar el recorrido por el pequeño pueblo y porqué no para subir las confusas escaleras del faro, desde donde se tiene una vista maravillosa.



Si se quiere conocer un poco más vale la pena cruzarse de una playa a la otra (se encuentran enfrentadas por el vértice como si fuera un moño), caminando para ver desde la del lado oeste la imponente puesta de sol, que quizás también termine con aplausos como en José Ignacio.



Una isla de lobos marinos, resulta atractiva para aquellos que no tienen buen olfato.



Pero el verdadero espectáculo comienza con la noche, como las luces no existen, se encienden las velas en las mesas, ventanas, tiendas, y nace una atmósfera de siglo XVIII, del iluminismo. Todo es romántico en Polonio.



En el cielo, se prenden las estrellas en inmensa cercanía al suelo. Todas las constelaciones, se revelan a los ojos expertos, y a los demás, como un enorme manto de puntos brillantes. El mito dice que Cabo Polonio es el lugar del mundo donde los astros se ven más cercanos.



La vuelta a la ruta implica enormes colas para subir a los vehículos otra vez. De allí vendrá el deslizacimiento esta vez primero y la travesía luego.



Si no se tiene auto, la fila en colectivo para volver a las distintas playas vecinas puede ser larga, pero se disfruta con la vista imponente del cielo, que sigue siendo el mismo a la vera de la ruta.



Boletos, número de asientos, horas de llegada, vuelta a la civilización, y el sueño del buen salvaje queda como una leyenda dentro de las calles de Polonio, como un fantasma.



Algunos Precios



7 U$S cuesta el pasaje del camión 4 x 4



3 U$S es el precio de una cerveza



30 U$S sale una noche en un hostel



Daniela López Testa

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